La deshidratación da un aspecto de pergamino a la piel, fácil de detectar al presionar en forma de pellizco, pues el tejido no vuelve a su posición inicial.
Aparecen líneas o surcos alrededor de ojos y boca. Se produce pérdida de flexibilidad cutánea, a la vez de una sensación de fragilidad. También palidez, que toma habitualmente un tono blanquecino-amarillento. El aspecto más impermeable se debe a la oclusión o cerrado de los poros.
Esta deshidratación se puede ver acelerada por condiciones externas como elevadas temperaturas y fuerte ventilación, que evapora los líquidos del cadáver. De forma general, se representa como un cambio de aspecto de la piel, en forma de cuero, perdida de peso, desecación de las mucosas y fenómenos oculares.
Serán muy variables en su intensidad, dependiendo de los factores externos citados. El cambio de aspecto de la piel se debe fundamentalmente a que la capa cornea ( capa protectora, la ultima capa de la piel y por tanto la visible) queda disminuida por falta de recambio celular y el tejido epitelial sufre una desecación especial, denominado apergaminamiento, que produce cambios de aspecto, tacto y color, convirtiéndose esta capa en una placa dura, espesa, seca y de ligero tono amarillento, sobre su superficie aparecen visibles vascularizaciones de tono violáceo oscuro.
En referencia a las mucosas, sobre todo en los labios, zona ano-genital, se va desarrollando el mismo proceso, con un ribete “áspero” pardo negruzco o pardo rojizo, es un proceso normal y no puede confundirse con lesiones de presión, escorificaciones abrasivas o tocamientos impúdicos.
La perdida de transparencia en la cornea, con la creación de una telilla clara, va a aparecer con una gran diferencia de tiempo según haya tenido el cadáver los ojos abiertos o cerrados tras la muerte. En el caso de haber quedado con ellos abiertos en poco más de 45 minutos surge, mientras que en el caso contrario puede tardar hasta 20 horas.
Este telo son restos de epitelio corneal reblandecido y desprendido, además de materias albuminoideas y suciedad.
También es digno de mención un fenómeno ocular conocido como la mancha esclerótica de Sommer-Larcher, con apariencia de una pequeña mancha negra, que se inicia al poco tiempo del fallecimiento y que se va extendiendo en extensión, en forma redondeado u oval, y a veces triangular. Generalmente su zona de afección es en el lado externo del ojo y mas tarde aparece otra del mismo aspecto en el lado interno. Su aparición más o menos intensa también viene
influenciada en que el fallecido quedase con los ojos abiertos o cerrados.
Su etiología es el desecamiento y adelgazamiento de la esclerótica, que al quedar transparente deja visible el coroides ( membrana muy irrigada con vasos sanguíneos y tejido conectivo, con coloración oscura que se encuentra entre la retina y la esclerótica del ojo).
No solo aparecen cambios de color o manchas, también el ojo del cadáver sufre una evaporación de sus líquidos internos que provocan una perdida de “tono” y hundimiento del globo ocular.
La perdida de peso es relativamente pequeña, solo será apreciable en el recién nacido o niños de corta edad, apreciable principalmente en las primeras 24 horas. Esta disminución puede ser origen de posibles errores en la determinación de la fecha de gestación de fetos a término.